Algunos me habéis escrito para decirme que os liáis con todas las casas que estamos reformando… Las que hemos vendido, las que no… De quién es la casa rosa! 😱
De hecho, este post lo empecé como respuesta en Instagram para explicarle la historia de la casa a una chica que me lo preguntó (Hola desde aquí! 😜), pero la respuesta me estaba quedando taaaan larga, que al final decidí hacer un post entero 🙈
Ésta es nuestra historia!
Hace unos años, en un viaje de amigas conocí al italiano. Por aquel entonces, yo estudiaba economía y trabajaba en el departamento financiero de una multinacional de telefonía en Madrid. Nos conocimos y saltaron las chispas, las estrellitas y todo lo demás, y tras un par de años de idas y venidas, de viajes de fin de semana y mucho dinero invertido en compañías de vuelos low cost, decidí dejarlo todo e irme a vivir a Milán.
Allí el italiano trabajaba como consultor, viajaba bastante, y durante los dos primeros meses yo le esperaba en casa, entre cursos de italiano y de cocina, y salía a dar vueltas por Milán flipando con sus calles y sus tiendas.
Habíamos alquilado un apartamento chiquitito en un portal antiguo pero muy coqueto, con una portera simpatiquísima que nos despertaba por las mañanas para darnos las cartas en mano y cotillearnos todas las historias de los vecinos.
El piso no estaba mal, pero el casero era un tipo bastante raro, el baño tenía humedades, y la casa era tan fría en invierno y tan calurosa en verano que en Agosto y en Diciembre siempre nos tocaba emigrar 😜
Por aquel entonces yo no tenía trabajo, y el italiano llevaba sólo un par de años trabajando en su empresa, pero desde el día en que la portera nos llamó a la puerta para decirnos que el piso de al lado estaba en venta, y que era una ganga, no pudimos dejar de pensar en él.
Era perfecto, justo en nuestro mismo piso, justo al lado, los mismos metros (incluso un poco más grande…)
Para nosotros era ideal!
La portera tenía las llaves porque el apartamento estaba vacío y la dueña, que tenía mucha prisa por vender, se las había dejado para enseñarlo a todo el que estuviera interesado… (Luego supimos que en realidad iba a comisión, pero ése es otro tema 😂)
El caso es que empezamos a pedirle que nos la enseñara un día sí y otro también, nos encantaba! Fuimos muchísimas veces, no tenía nada del otro mundo, pero era un piso alto, desde el que podíamos ver el tranvía pasar, con una terracita preciosa donde tomar café los sábados por la tarde, y una distribución que no nos emocionaba pero que teníamos muchas ganas de cambiar.
Pasaba horas ideando nuestra casa perfecta, pasaba días enteros viendo tiendas, de cocinas, de baños, de decoración en general… Dibujé los planos a mano alzada una y mil veces.
Y empezamos con las obras, con una empresa que era un desastre, y que me obligaba a estar allí a todas horas. Me convertí en su sombra, y empezaron a odiarme un poquito, porque estaba allí de 8 de mañana que llegaban, a 5 de la tarde que se iban, y cada vez que hacían algo que no me cuadraba, les echaba la bronca.
Colocamos una enorme bañera estilo antiguo con patas en el baño, y un enorme mueble antiguo que restauré yo misma como mueble de lavabo. (Ahora lo veo y ya no me parece tan genial como en su día, pero me trae muchos recuerdos…)
Los de la empresa inicial no acabaron la obra, porque eran un desastre de los buenos. Pero luego conocí a #obreromolon, y él sí que consiguió acabarla… Aquella, y las otras tantas en las que trabajamos después 🙂
Porque ésa casa, se nos acabó quedando pequeña, y llegó otra y luego otra más, que fue la que conocisteis, la casa donde nació Matteo…
Y un día (aquí viene lo bueno) pasando por nuestro antiguo portal vimos un apartamento exactamente igual que nuestro primer pisito, sólo que un par de pisos más arriba. Yo ya estaba embarazada de Matteo y no sé si fueron las hormonas o qué, pero nos entró muchísima nostalgia… Lo vimos, el precio era muy bueno (incluso más que el primero) y pedimos una segunda hipoteca para comprarlo!
Fue una locura, porque embarazada y posteriormente con Matteo pequeño, más dos obras que ya tenía contratadas para trabajar después de mi baja, iba a ser imposible reformarla, pero nos tiramos a la piscina y la compramos!
Y ésa casa, con toooooda esa historia detrás, imposible de resumir en una sola foto de Instagram, es la casa rosa. Una casa pequeñita pero preciosa, y sobre todo, con mucha mucha historia para nosotros…
Es idéntico en distribución al primero, y quería enseñaros alguna foto de cómo era, aunque me da muchísima vergüenza, porque veo la deco en general ya un poco antigua.
La bañera se convirtió en el punto focal de la casa, y pusimos incluso una pequeña biochimenea encima para dar ambiente.
Aquí podéis ver cómo era el baño en la casa antigua. En la misma zona, en la casa rosa pusimos la habitación de los niños y así le ganamos una habitación más a la casa.
Por lo demás, la distribución es la misma, cambia sólo el estilo, que os iré enseñando en las próximas semanas, que es cuando pensamos acabarla…
Me despido! Espero que os haya gustado y no os haya aburrido, que siempre me acabo yendo por las ramas!
Un abrazo fuerte!